Melancolía en el planeta rojo


Imagen: Portada del libro Crónicas Marcianas de Ray Bradbury

Por: Mauricio Aragón

Cuando se habla de viajes a Marte uno de los referentes en la ficción literaria es el estadounidense Ray Bradbury, autor de las Crónicas marcianas, un libro ya clásico de la ciencia ficción de la década de 1950. Fue un editor quien le aconsejó publicar esos relatos en un solo volumen luego de que ya habían aparecido, algunos de ellos, en revistas pulp de la época. 

Hay algo poderoso y terrorífico en las historias que componen ese libro. Dicen que cuando Adolf Huxley, el autor de Las puertas de la percepción, conoció a Bradbury le dijo: “Usted es un poeta”.

Las crónicas han dado lugar a numerosas interpretaciones. ¿Qué pasaría si la humanidad coloniza Marte?

Si alguien piensa hoy en la conquista del planeta rojo puede que a su mente lleguen imágenes de naves espectaculares o de tecnologías increíbles. Pero, en el caso de Crónicas marcianas el autor no se extiende en discusiones científicas y más bien, la “fantasía maquinista” pasa a un segundo plano.

El telón de fondo del nuevo planeta es una excusa para que Ray Bradbury realice una exploración de la condición humana. Se retrata el desarraigo, la complejidad de los vínculos sentimentales, la locura, la búsqueda de la libertad. En algunos relatos el tema es la guerra, en otros el racismo o la xenofobia.

Imagen: Subterranean Press

Una de las historias del libro se titula Ylla, que precisamente es el nombre de una marciana, esposa de un tal señor K. Su matrimonio es infeliz y un día ella sueña con un hombre que llega a Marte desde el “Tercer planeta”. Le cuenta al marido y este se empeña en indagar con desprecio en los detalles del sueño de Ylla. Cada vez más violento y posesivo se obsesiona con el oscuro objeto del deseo de su esposa. Si bien el tema más evidente del relato son los celos, el autor aprovecha para describir un paisaje en el que los marcianos viajan en pájaros de fuego, además, sus armas disparan enjambres de abejas envenenadas.

En otra de las crónicas, titulada Los hombres de la tierra, Bradbury se permite una extraña mirada sobre la salud mental y sobre las convenciones académicas. Una comedia macabra en la cual un marciano “psiquiatra”usa un lenguaje lleno de tecnicismos para descreer de la realidad que percibe con sus sentidos.

Entre las muchas lecturas que se le han hecho, Rojas Herazo escribió que Crónicas marcianas revela el horror ante los grandes proyectos humanos que arrastran delirios de poder, porque en nuestras sociedades de consumo “una satánica ilusión se derrama cada día disfrazada de confort”.

Bradbury decía que, pese a lo anticipatorio que haya parecido alguno de sus relatos, él no describió como ciencia ficción lo que había hecho en Crónicas marcianas. Dicho con su expresión lo que a él le interesaba era “El mito visto en espejos”. Precisamente, porque era “imposible rozarlo siquiera”.

2 comentarios

  1. Qué curioso eso de que el matrimonio de Ylla y Mr. K era infeliz. Uno podría decir que no necesariamente, pero que ese sueño que ella tuvo puso de cabeza la estabilidad del hogar. Es posible pensar que si Mr. K siente inseguridad, es porque le importa Ylla y lo que pase en su cabeza y en toda ella. Pero no solo por eso, sino que habría que ver que los sueños marcianos no son iguales a los de los terrícolas humanos —en la Tierra, los sueños, sueños son—; en Marte estas visiones cobran materia, de modo que tal inquietud de Mr. K podría estar bien justificada.

    Tal cual, de la ciencia ficción se esperaba más tecnología que filosofía. Ray la rompió ahí.

    Buena reseña, se le excusa lo breve. 😉

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