La artista que transforma la realidad en armonía.


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The Longing of Humphery Bacon Horse © Lola Gil

“Mi nombre es Lola, y soy una soñadora”.

Por Nataliza Lizarazo | canal cultura

Así se describe la artista californiana Lola Gil nacida en 1975. Probablemente usted no ha escuchado su nombre en los medios de comunicación, o nunca ha visto obras suyas expuestas en los más importantes museos de arte moderno del mundo (aún). Quizá sea porque dedicó gran parte de su vida al arte expresado en tatuajes corporales y hace unos cuantos años decidió consagrarse en el oficio de las artes plásticas, o quizá porque su interés principal no es la fama o el reconocimiento internacional, quizá.

Esta artista plástica estadounidense afirma que su mayor logro en la universidad fue encontrar sus propias técnicas para expresarse a través del arte y que su edad no define su personalidad. Su vida como tatuadora profesional, aunque prolífera, no logró satisfacer al 100% sus razones para vivir como artista. Su trabajo estético no es más que la realidad en la que ella quisiera vivir, es un escape visual de las pesadillas que rodean a diario al mundo: guerra, dolor, desastre. Lola afirma que se dedicó a las artes plásticas porque su talento es su más preciado regalo en la vida, Lola pinta para crear un diálogo positivo entre extraños, para desarmar la realidad y armarla de nuevo para la vida, Lola canta a través del pincel, Lola sensibiliza lo que la realidad endureció violentamente, Lola es armonía, Lola es vida. Y la vida, para Lola es “exactamente lo que tú haces con ella”, es por eso que ella emplea su talento en crear y ejecutar espacios donde el universo evolucione en criaturas opuestas a lo existente, es decir, en inocencia, rescatando elementos de su niñez que le han impulsado a ser una mejor persona, elementos que surgieron de su imaginación. Lola nunca ha pretendido fama, pero si ella, a través de su trabajo, logra que el espectador traiga de vuelta algún recuerdo de su pasado, algún recuerdo tan agradable que le permita suspirar o sonreír,  es entonces cuando siente que no pudo haber hecho algo mejor con el pincel y el lienzo.

The Outpour © Lola Gil
The Outpour © Lola Gil

Lola es una amalgama entre amor por la naturaleza, la humanidad y el surrealismo, y se siente afortunada por poder expresarlos en lo que más le gusta; la pintura, su arma contra la cotidianidad, su escudo como liberación de la realidad que tanto le ha aterrado desde su infancia. Lola no pinta por pintar, no pinta sólo porque lo hace bien, Lola pinta para sentir que realmente se encuentra con vida, sus cuadros no son una cátedra de nada ni un ajuste de cuentas con la sociedad, tampoco pinta por el afán de pertenecer al séquito de los que se quejan y hacen del inconformismo un pendón, Lola sólo ataca a la caótica realidad en la que se halla inmersa con las manos que el destino le obsequió y la imaginación indeleble que la ha caracterizado desde siempre: Me concentro en la vida actual, que parece ser completamente caótica. Mi objetivo es relatar lo que está ocurriendo y exponerlo como una declaración visual. A través de este proceso cuento una historia que encuentra una camino para ayudar a abrir la mente en una forma sana de ir avanzando. Por otro lado, amo el poder ver el arte, amo ser transportada y estimulada. Es un poco como una droga, ver algo que me llama la atención y me quita el aliento”.

Sapele-and-the-Carriers
Sapele-and-the-Carriers

El proceso de creación de las obras de Lola Gil inician con visiones que se presentan justo antes de dormir, afirma la artista. Antes de caer bajo el manto del sueño, olvida por un instante la realidad que desafía a la felicidad, y es allí cuando puede ver todo más claro, pues lo único que recuerda, lo único que su mente es capaz de reproducir cuando “la luz se va” es lo que posteriormente quedará plasmado en el lienzo, no hay bocetos previos, no hay apuntes en una libreta que exorcice las ideas, sólo hay una visión intermitente de lo que será otra creación de la californiana. La característica principal de sus obras son sus personajes, los cuales según Gil, nacen como “representaciones de sentimientos” junto con la inhabilidad de comunicarlos verbalmente. Afirma que aquello que le cuesta dibujar son sus sueños, pues su mayor sueño es ser una pintora realista con una estética retorcida. Lola Gil no teme expresar que es “dolosamente lenta” en su técnica, pues emplea múltiples capas delgadas de pintura, y por si ello fuera poco, sus ideas cambian/evolucionan a la par con la nueva creación, así que esta se halla sujeta a cambios drásticos incluso estando a un par de días de ser finalizada.

Lola disfruta una pintura suya con o sin espectadores, con o sin exhibiciones, con o sin halagos, Lola se pierde a sí misma en su trabajo, Lola se libera y exorciza sus fantasmas mientras pinta, Lola puede hablar de amor o de caos, ella no pretende hacer del mundo un lugar mejor, sólo quiere ser alguien que disfrute su paso de cometa por el mundo, para así ser alguien mejor,  y qué mejor forma de hacerlo que amando lo que se hace.

Página oficial: http://www.lolafineart.com
Instagram: http://instagram.com/lolagil

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