La triste historia de un ornitorrinco llamado cultura

En facebok una Guía Cultural llamada Karamairi me mencionó junto a Alberto Salcedos Ramos por el artículo ¿Quién financia a un ornitorrinco? escrito por Pablo de Llano y publicado en El País, estimados lectores, quiero compartir mi comentario al respecto:

No se cómo, pero los medios de comunicación deben cambiar. Es cierto que el principal negocio de la comunicación es la publicidad, pero hasta que punto, los medios pierden su criterio y ética con tal de amoldarse a las dinámicas del consumismo, propuesto por las grandes empresas que los financian. Ya los noticieros no son para informar, sino para entretener. Las revistas, no son para educar, sino para chismosear. La radio, ya no se, ¿qué es la radio?, y la televisión, siempre ha sido para embobar. El entretenimiento le ha ganado tanto espacio a la cultura, que ya no son franjas dentro del noticiero, ahora son programas más grandes que el mismo noticiero.

Qué pasa con la crónica periodística, pues sencillamente, la FNPI y Juan Villoro se equivocaron, el ornitorrinco no es sólo la crónica. LA CULTURA, en general, es el ornitorrinco más grande de la historia, un híbrido loco y a veces sublime que se alimenta de arte, educación e ingenio, y que pocas veces entendemos, vive en los libros académicos, las buenas revistas, la literatura y el periodismo con criterio.

Por eso, ¿Quién financia este ornitorrinco jurásico?. No se quién lo pueda financiar, aún estoy buscando a un biólogo ángel que valore y apoye a mi ornitorrinco Canal Cultura. Pero pienso también, que deberían ser aquellos, que aparecen en la vallas publicitarias de los partidos de fútbol, para que devuelvan algo de lo tanto que han monopolizado. Siempre lo he dicho, no se puede ser siempre la cenicienta de la historia, lo cultural merece respeto, no se trata de mendigar apoyos. No se cómo, pero LA CULTURA NO DEBE CAMBIAR, no se puede vender, se ha hecho bien; sólo necesitamos los recursos para mostrar a este hermoso ornitorrinco.