Menstruación libre de impuestos


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“En Colombia el movimiento mujeres logró disminuir la tarifa de impuestos a toallas y tampones”

Alí Majúl director de comunicaciones abordó en una entrevista a Natalia Moreno Salamanca para hablar de #MenstruaciónLibreDeImpuestos. Natalia es economista y candidata a Magíster en Estudios de Género de la Universidad Nacional. Integrante del grupo Género y Justicia Económica de la Red por la Justicia Tributaria en Colombia. Investigadora en temas de economía del cuidado y política fiscal con enfoque de género. Conferencista en temas de economía y género.

  1. Muchxs de nosotrxs no sabemos qué es la campaña menstruación libre de impuestos en Colombia. ¿Cuál es el objetivo?, ¿Es cierto que se redujo el impuesto del 19 % al 5%? y ¿Cuál es el llamado?

Desde el grupo Género y Justicia Económica de la Red por la Justicia Tributaria en Colombia hemos venido investigando el impacto de la política fiscal sobre las mujeres. En el marco de esa investigación, el gobierno actual presentó su tercera Reforma Tributaria lo que nos motivó a extender dicho análisis a esta propuesta. Descubrimos los graves impactos para las mujeres de esta política tributaria y decidimos lanzar la campaña Menstruación Libre de Impuestos como una forma de mostrarle al país que la política económica no es neutral al género y que con la aprobación de esta reforma uno de los grupos más afectados serían las mujeres.

En ese orden de ideas, evidenciamos que el estatuto tributario en Colombia grava las toallas higiénicas y tampones con la tarifa general del IVA[1] (16%), como si fueran artículos de lujo. Este impuesto, además de ser por naturaleza regresivo ya que cae con la misma fuerza sobre los que más tienen y sobre los que menos tienen, convierte a una condición biológica de las mujeres, como es menstruar, en un hecho generador de impuestos. Esto es muy grave porque el mensaje que el gobierno le envía a la sociedad es que el hecho de ser mujer genera una carga tributaria diferencial mayor. Nos enfrentamos ante un impuesto sexista pues el periodo menstrual no es una opción ni mucho menos un lujo.

Una toalla higiénica cuesta $500 pesos en promedio; las mujeres necesitamos 5 al día si seguimos las recomendaciones médicas de cambiarla cada 4 horas, es decir, 25 al mes, suponiendo 5 días de menstruado; 13 periodos al año equivalen a 323 toallas, que multiplicadas por su valor da un gasto anual por mujer de $161.500. Según el DANE[2], en Colombia hay 13.295.845 niñas y mujeres de 10 a 44 años, periodo en el cual se menstrúa, lo que equivale que entre todas gastamos en promedio al año $2.147.278.967.500 en estos artículos. Con la tarifa actual de IVA las mujeres aportamos a su recaudo con $343.564.634.800 de pesos por concepto de gasto en toallas higiénicas, valor que con la reforma tributaria iba a aumentar en 64 mil millones de pesos más, llegando a $407.983.003.825 pesos al año. En términos per cápita, el aumento por mujer iba a ser de $25.000 a $30.000 pesos al año.

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Natalia Moreno Salamanca

El objetivo de la campaña era tumbar el IVA a las toallas higiénicas y tampones para obtener una menstruación libre de impuestos. Construimos un movimiento alrededor de dicho propósito y logramos adherir a organizaciones de mujeres, estudiantiles, sindicatos, líderes de opinión y políticos, entre otros. En el marco del debate de la Reforma Tributaria en el Congreso de la República presentamos una proposición que buscaba volver exentos de IVA a estos productos, apoyada por más de 50 congresistas. Sin embargo, el gobierno no le dio aval y la tumbó. A pesar de esto, es un triunfo que se rebajen 14 puntos de IVA, pues la Reforma Tributaria pretendía cobrar un impuesto sobre estos productos del 19% y finalmente quedó fijado en 5%. El avance en la disminución de IVA a toallas y tampones es una conquista de la lucha social y nos compromete a seguir peleando por eliminarlo.

  1. ¿Cuál es el panorama mundial de aplicar impuestos a la menstruación?, ¿Es solo en Colombia, esto es nuevo o ya se ha dado en varios países?

No conozco un estudio que recopile la carga tributaria a la menstruación en el mundo. Sin embargo, sabemos que en varios países como Canadá, Kenia, el Reino Unidos y Australia, entre otros, los grupos de mujeres se han movilizado por una menstruación sin impuestos. En algunos países se ha logrado eliminar el IVA a las toallas y tampones y en otros disminuir la tarifa del impuesto. Ha sido posible por dos vías, iniciativas legislativas (como acaba de ocurrir en Colombia) o por medio de acciones jurídicas. Lo que se debe resaltar es que la organización y la movilización de las mujeres han sido la fuerza que ha impulsado estos cambios y son necesarias para la transformación social.

Otro tema que se ha movido fuertemente a nivel internacional es el de los Impuestos Rosa (Pink-Tax). Quedamos sorprendidas al ver que en los supermercados productos de aseo personal similares o iguales tenían variaciones en sus precios entre el 5% y el 20% por estar dirigidos a mujeres o ser rosados. Ese sobreprecio en las mercancías por el hecho de estar dirigidas a las mujeres esconde una especie de “impuesto” a los productos “femeninos” –rosados. Estudios realizados en Estados Unidos muestran que este sesgo puede costarle alrededor de 1.300 dólares al año a cada mujer. Esta variación de precios es típica de productos como desodorantes, cuchillas de afeitar, jabones, champús, y talcos, entre otros. Según una investigación del Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York los juguetes para niñas son 7% más costosos, la ropa infantil femenina es 4% más cara, mientras que la de adultas lo es 8%, los productos de cuidado personal tienen precios 13% mayores y los del cuidado de la salud cuestan 8% más.

El “lujo” de ser mujer se ha convertido en utilizar los estereotipos de género para extraer mayores utilidades a través de los artículos “femeninos”.  Los llamados “productos rosa” están diseñados para esquilmar más a las mujeres y con el IVA cuestan más. No vemos ningún control del gobierno sobre estos abusos.

  1. Natalia, la escuché hacen días hablando de una política fiscal con enfoque de género, nos puede explicar en qué consiste y por otro lado, ¿por qué es importante que se sepa que la crisis no puede recaer en las mujeres?

La política fiscal configura el presupuesto del Estado y se compone de dos elementos: los ingresos, que deben estar soportados principalmente en el recaudo de impuestos (política tributaria); y los gastos, consignados en el presupuesto nacional. En ese sentido, es un instrumento de la política económica que determina el destino de los presupuestos públicos y la manera en la que se consiguen los recursos que financiarán dichos gastos. De cómo se obtengan los ingresos y de cómo se distribuyan, se sabrá si los ciudadanos y ciudadanas, y particularmente los grupos discriminados (como las mujeres), tienen o no un respaldo del Estado en el ejercicio de sus derechos. Sistemas tributarios progresivos y gastos públicos equitativos contribuirán a disminuir la desigualdad.

Por el lado del gasto hay estudios que muestran que en las últimas décadas la inversión dirigida a las mujeres no alcanzó ni el 1% del total del presupuesto de inversión. Y lo poco que se invierte se concentra en programas de transferencia condicionada como familias en acción que, aunque está dirigido principalmente a mujeres, su objetivo es “disminuir” la pobreza y no las brechas de género. Este programa ha sido altamente criticado por la implicación que tiene sobre el trabajo de las mujeres: por un lado las desplaza del mercado laboral reforzando los roles de género ya que las destina al ámbito doméstico, y por el otro, no les remunera el trabajo que realizan a cambio de la transferencia (se convierten en administradoras gratuitas del Estado). En Colombia fruto de la movilización de las mujeres se logró incorporar un artículo dentro del Plan Nacional de Desarrollo que exige a las entidades del gobierno nacional incluir el enfoque de género en sus procesos de planeación y presupuestos. Esto permitirá en el futuro establecer con claridad qué parte del presupuesto va dirigido hacia las mujeres o hacia programas que promuevan la igualdad de género.

Por el lado de los ingresos, la situación en el país está mucho menos explorada. No existen cifras desagregadas por sexo, y la investigación realizada sobre el impacto de los impuestos sobre las mujeres es casi nula. Por ello, la importancia de haber denunciado los impuestos sexistas y el encarecimiento de los productos rosa, gravados a la tarifa general de IVA. También hay mucho por explorar en impuestos como el de renta, ya que cuando se paga de forma conjunta -familiar- impone una tarifa relativa mayor a las mujeres por ser estas generalmente las de menores ingresos en el hogar.

Colombia está inmersa en una crisis que empeora la situación económica de las mujeres. Estas han jugado un doble papel durante las crisis económicas: por un lado, se han incorporado de manera masiva al mercado laboral en busca de un complemento de ingresos para los hogares, y por el otro, han asumido las funciones que el Estado abandona, bajo la tesis de que para estabilizar las finanzas públicas debe haber recortes del gasto. Entre menos invierta un Estado en la provisión de los derechos fundamentales (salud, educación, etc.), más recaen estas funciones en los hogares y principalmente en las mujeres. Por ejemplo, en Colombia el gasto público como porcentaje del PIB es de alrededor del 19% mientras que en Uruguay es del 23%, y el tiempo de trabajo doméstico y de cuidado de las mujeres para el primer caso es de siete horas diarias en promedio mientras en Uruguay tan solo tres horas, un país con Sistema Nacional de Cuidado.

En síntesis, nuestra política fiscal es altamente regresiva pues se compone de una política tributaria que promueve impuestos sexistas y de una política de gasto austera con las mujeres y con los derechos sociales que, ante la ausencia estatal, terminan siendo asumidos por ellas a través de trabajo gratuito. Así se configura un ciclo vicioso en donde las mujeres ganamos menos, trabajamos más y pagamos impuestos discriminatorios por el hecho de ser mujeres.

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  1. ¿Cuál es la situación económica actual de las mujeres en Colombia?

La resumo con las siguientes cifras: la pobreza en hogares con jefatura femenina es del 31% y el desempleo femenino llega a niveles del 13%, siendo el más alto el de las jóvenes, con 21%. Hay más de 5 millones de “amas de casa” que trabajan diariamente en actividades de trabajo doméstico y de cuidado sin pago alguno y sin ni siquiera ser contabilizadas en la producción nacional, pues el DANE las considera parte de la ‘población económicamente inactiva’. Al no generar ingresos, se sitúan en un contexto de alta vulnerabilidad.

No es menos precaria la situación de las mujeres que logran acceder a un empleo: el 60% se encuentran en la informalidad, diez puntos por encima del promedio latinoamericano; el 54% son empleadas domésticas, trabajadoras por cuenta propia o trabajadoras familiares sin remuneración; y el 70% se ubica en empleos de sectores feminizados como el comercio, los hoteles, los restaurantes y los servicios comunales, sociales y personales, altamente flexibles o por temporadas. Además, pese a que en promedio tienen mayores niveles educativos, ganan entre 13% y 23% menos que los hombres.

La política económica promovida a través de la Reforma Tributaria profundizará esta situación. Mientras se le recortan los impuestos a las transnacionales, el aumento del IVA del 16% al 19% en productos de la canasta básica encarecerá los bienes de primera necesidad disminuyendo aún más el poder adquisitivo de las mujeres. Mientras el IVA se fijó en 19% el salario mínimo tan solo aumentó en un 7%. A todo esto se suman los recortes en el gasto público aprobados en el Presupuesto General de la Nación. Es una política que recarga la crisis económica sobre las clases medias y bajas y especialmente sobre las mujeres.

  1. ¿Esa situación incluye a mujeres trans y comunidad LGBTI?

Sobre temas LGBTI es mucho más difícil el análisis cuantitativo. Si las estadísticas por sexo son difíciles de encontrar, por orientación sexual e identidad de género es imposible. La falta de información dificulta el análisis del impacto de la política económica sobre los diversos grupos poblacionales. Sin embargo, se sabe que la situación económica de estos sectores pasa por una fuerte discriminación laboral que para algunos casos se vuelve en un obstáculo para la estabilidad económica.

En Colombia la Corporación Caribe Afirmativo realizó un estudio con grupos focales que dejan ver la violencia económica hacia estos sectores en el ámbito laboral: la mitad de los y las participantes declaró que hacer visible su orientación sexual en el trabajo fue motivo de despido, alrededor del 40% experimentó tratamientos diferenciales como exigencias laborales adicionales al horario laboral o días contratados, una gran proporción sintió imposibilidades de ascenso laboral por su orientación sexual y para el caso de las personas trans, especialmente las mujeres, se observó una alta fuerte concentración en actividades como la prostitución y la peluquería, trabajos altamente informales, carentes de derechos laborales y típicamente por temporadas, que en últimas, no les permiten tener seguridad económica. A esto debe sumarse que el actual gobierno no ha cumplido su promesa de implementar una política pública LGBTI.

Colombia es el país con mayor desigualdad de América Latina y está entre los siete más desiguales del mundo. Un país donde la política económica promueve la exclusión y la desigualdad difícilmente permitirá que los grupos más discriminados de la sociedad alcancen sus derechos a plenitud. Es por esto que sin transformación social no habrá libertad sexual.

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  1. ¿En qué otro punto de la reforma tributaria se violan sistemáticamente y estructuralmente a las mujeres?

La Reforma Tributaria que se aprobó en el congreso es contra el 90% de la población. Subir la tarifa general del 16% al 19% impactará fuertemente el bolsillo de las mujeres por cuatro razones cuando menos:

  1. Caerá con mayor fuerza sobre los hogares pobres con jefatura femenina; 2. Debido a la brecha salarial del 20% entre hombres y mujeres, disminuirá aún más el ingreso disponible de ellas; 3. Aumentará el precio de las mercancías etiquetadas para mujeres (rosadas), ya hoy con sobreprecio en comparación con las demás (cuchillas, champús, talcos) y 4. Subirá el costo de la industria cosmética, una de las que genera más ganancias en el mercado, dirigida particularmente al sexo femenino.

Los estudios sobre el comportamiento del gasto por sexo han evidenciado que son las mujeres las que destinan una mayor proporción de su ingreso a los artículos de primera necesidad. En ese sentido, cualquier modificación a la canasta básica atenta contra el presupuesto de los hogares y puede terminar empeorando los altos índices de desnutrición.

La propuesta derrotada de disminuir el umbral a partir del cual se debe declarar impuesto de renta iba a inducir además a que muchos de los nuevos contribuyentes fueran mujeres, por causa de la brecha salarial. El monotributo pondrá en riesgo su vinculación parcial al mercado laboral, pues se sabe que muchas mujeres deciden trabajar desde su propia casa para atender la economía del cuidado. Por ello, grabar pequeños negocios como peluquerías, misceláneas y tiendas, podría conducir a elevar más el desempleo femenino.

La eliminación del CREE, un impuesto que financiaba al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, desde el cual se atiende la primera infancia en Colombia, puede poner en riesgo su financiación. Si un gobierno quiere aliviar la carga de trabajo de las mujeres, que en Colombia es en promedio de 13 horas al día sumando el trabajo remunerado y el no remunerado, debe asumir las funciones del cuidado y fortalecer la oferta pública para que, de otra manera, no se siga recargando en los hogares y, dentro de ellos, en las mujeres.

Esta es una política tributaria que en vez de corregir la inequidad, la profundiza. La Reforma Tributaria de Santos es otro golpe a las mujeres.

  1. Finalmente, ¿Cómo nosotrxs podemos hacer resistencia frente a todo esto?

A lo único que le tienen miedo nuestros gobernantes es a la movilización social. La campaña Menstruación Libre de Impuestos en Colombia ha sido un ejemplo de esto. Las grandes transformaciones en la historia han estado precedidas de ríos de gente en las calles. El movimiento de mujeres debe fortalecer su organización y su capacidad de movilización. La violencia contra las mujeres también es económica.

Natalia Moreno Salamanca | nataliamorenosalamanca@gmail.com | @NatiMorenoS

[1] Impuesto al Valor Agregado

[2] Departamento Administrativo Nacional de Estadística

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