La historia de un hotel frente al mar de Cartagena que tendrá su película


Este marzo en FICCI se estrenará el filme Bellavista, la historia de este emblemático hotel frente al mar de Cartagena, bajo la dirección de Frank Merino y Carlos Moreno.

Foto: El laberinto del minotauro

Por: Gustavo Tatis Sierra. El Universal.

Bellavista es algo más que un viejo y hermoso hotel frente al mar de Marbella, en Cartagena.

Sus historias de más de medio siglo bajo la sombra de sus árboles, sus mosaicos de colores y sus gatos ambulantes por los pasillos y jardines, y la presencia entrañable y patriarcal de su guardián de memorias, Enrique Sedó Talazac, han conmovido a novelistas y cineastas. Pero la historia del hotel es también la vida de los jóvenes Enrique Sedó y Madame Eugene Talazac, padres de Enrique Sedó, quienes escaparon de un campo de refugiados en Francia, huyendo de la persecución despiadada del fascismo, en un barco humanitario hacia América.

Foto: Cortesía.
Madame Eugene Talazac y Enrique Sedó junto a sus hijos Monique y Enrique Sedó Talazac en el Hotel Bellavista.

Un viejo hotel que ha sido un imán ineludible de artistas, poetas, músicos, pintores, cineastas, entre otros.

Arribaron al puerto de Cartagena y se enamoraron de la playa de Marbella y empezaron administrando el Hotel Kalamarí que estaba en una esquina y su propietario era el cubano Antonio Torrente. Muy cerca estaba El Bellavista cuyo dueño era un belga. Enrique y Eugene se enamoraron de El Bellavista y lo compraron en 1952. Como prueba del amor que sobrevivió a la guerra y a la muerte, sembraron un par de cauchos, junto al jardín de Eugene, que aún se mantiene vivo setenta años después.

Frank Merino quedó embrujado con esta historia que empezó a descifrar como una novela encarnizada y una película en carne viva. Luego de padecer múltiples peripecias y aventuras, a punto de morir en la travesía, Enrique y Eugene, tuvieron la certeza de que en Cartagena, empezaba una aventura inigualable al ritmo de las olas: Bellavista. Esta vez la historia de Bellavista ha sido filmada, con el impulso del productor caleño Frank Merino, que dirige Megahipopótamos Producciones, el cineasta y director cartagenero Carlos Castro Macea, quien junto a Frank, dirige el filme y coproduce con Canal Cultura de Cartagena; el guión es de Luis Merino y Eduardo Recurrel. 

La dirección musical de Jorge Borja. Jaime César Espinosa coproduce con Ochumare Transmedia y dirige animación. Simón Jaramillo coproduce la posproducción de audio con Vinilo Estudios. El filme cuenta se presentará luego de cinco años de rodaje, desde 2018, en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, FICCI, que se realiza del 22 al 27 de marzo de 2023.

Desde un principio, Frank Merino tenía claro que la sola historia de Enrique Sedó y sus padres perseguidos de la Guerra Civil española y el fascismo en Francia, era ya una trama novelesca para una película de suspenso, amor e intriga. La actriz italiana Roberta Sparta, junto a Jaime Salazar, la productora Mónica Cuesta, el maestro Ricardo Duque, el director Carlos Castro Macea, quedaron hipnotizados al escuchar los episodios verídicos en los labios de Frank, quienes compartieron experiencias en talleres de cine con jóvenes, en Cali y Cartagena, y llegaron al Bellavista a señalar con el dedo la magia formidable que compite con las ficciones deslumbrantes. Y esa magia está allí en el viejo hotel que ha sido un imán ineludible de artistas, poetas, músicos, pintores, cineastas, entre otros. Por ese hotel pasó Celia Cruz y cantó bajo la sombra de sus enormes cauchos cuyas raíces son un cielo de barbas flotantes que acarician la tierra.

Foto: Cortesía.
El director de cine Carlos Castro Macea, el productor Frank Merino y Enrique Sedo Talazac.

El filme se presentará luego de cinco años de rodaje, desde 2018, en FICCI, que se realizará del 22 al 27 de marzo de 2023.

Allí vivieron hasta hace poco, durante treinta años el gran pintor norteamericano Timothy Hall, conocido como Tim Hall, junto a su esposa cartagenera Marelvy Peña, y sus hijas. Tim ha tenido que asomarse nuevamente al atardecer del Bellavista para seguir pintando, pese a que ya no vive allí, pero el arraigo de la luz, el silabeo cantarino del agua y el ronroneo de los gatos bajo los árboles, le hacen falta cada vez que templa un nuevo lienzo y siente que al blancor le urge el temblor de la luz de Bellavista.

Por allí pasó el poeta Raúl Gómez Jattin, el fotógrafo Bernardo Machado y su esposa Alejandra Patiño, quienes murieron en la habitación 45, el fotógrafo francés Jean Paul Thomas, la pintora y mosaiquista brasileña Aura Oliveira, el escritor Pedro Badrán quien escribió un bellísimo cuento sobre el Bellavista y una novela ambientada en sus personajes y en su ámbito natural; el boxeador Tomás Padilla, El Tiburón de Marbella, que se consagró a enseñar a nadar y fue el eterno buscador de ahogados en el mar de Marbella; el escultor del fuego y pintor italiano Paolo Biuggiani que aún tiene una habitación allí y un estudio cada vez que regresa a Cartagena; el teatrero Eparkio Vega, que después de la pandemia, revitalizó un ámbito para presentaciones teatrales; el cineasta Frank Merino que conserva el álbum de memorias de Bernardo y las memorias de Enrique Sedó, y por allí, pasa ahora, la otra memoria viva transmutada en película y en iniciativa de escuela de formación de nuevos cineastas en Cartagena.

Bellavista se ha resistido a morir, luego de conocer el esplendor de tantos años de historias al pie del mar, pese a ser cerrado como hotel en los años de la pandemia.

Algo permanece siempre abierto y es la esperanza que aún palpita en Enrique Sedó y su hermana mayor Monique. Y en las ilusiones de ese soñador incansable que es el cineasta y gestor Frank Merino, con todo su equipo humano y técnico, que hace posible esta película sobre Bellavista, que es en esencia, una franja de memoria viva de Cartagena.

La exhibición del filme estará acompañada de exposiciones fotográficas y artísticas de los álbumes de Enrique Sedó, y Bernardo Machado, y de una vertiginosa jornada cultural denominada Bellavista Vive, que presentará fragmentos del filme en el Jardín de los Cauchos de Eugene Talazac. Por las cuarenta habitaciones del Bellavista ha transcurrido la vida de varias generaciones de cartageneros, pero además, la vida del arte y la cultura de la ciudad que ha encontrado en este espacio un remanso para el sosiego, la contemplación frente al mar, y sobre todo, la siembra de ideas y creaciones artísticas. Algo sigue vivo y despierto como el amor de Enrique y Eugene, en las flores que se abren al amanecer y en esas barbas de raíces flotantes que barren el silencio.

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