“Confiamos en que propiciar espacios en los que nuestras vivencias sean abrazadas, puestas en común, posibilita la comprensión de que lo personal es político, de cómo se relaciona aquello que vivimos con nuestro contexto”: La Ruda
Entrevista a La Ruda por Alí Majúl | Canal Cultura
Después de un recorrido por Brasil, México y España nuestro director de comunicaciones Alí Majúl llegó a Colombia a entrevistar a lxs integrantes de La Ruda. Inspiradxs por la fuerza medicinal, abortiva, protectora y sanadora de esta planta, utilizada sabiamente en las tradiciones ancestrales de mujeres en América Latina. Su esperanza ha sido la de materializar colectivamente, iniciativas que parten de intereses que, como feministas, tienen en común. Algunos de estos tienen que ver con el generar espacios de trans-formación que permitan reflexionar sobre sus experiencias como personas que no cumplen con el ideal masculino, blanco y hetero de la humanidad moderna-colonial.
Hablaron sobre paz, les recomendaron a nuestrxs lectorxs algunas de las plantas más poderosas que sirven para enamorarnos, también sobre la importancia de la comunidad y la interacción con otras colectivas.
En América existen muchas colectivas dedicadas al feminismo, pero nunca había conocido algo tan lleno de amor como esto, dedicada como ustedes mismas dicen a la fuerza medicinal, abortiva, protectora y sanadora. ¿Por qué en Iberoamérica es importante seguir hablando sobre las tradiciones ancestrales de las mujeres de nuestra América?
Creemos que es fundamental hablar sobre nuestras tradiciones ancestrales en claves amorosas y de transformación, puesto que vemos en esto un acto de resistencia y resiliencia, un accionar político que nos permite tener herramientas para hacer frente al mundo hostil en que vivimos. El capitalismo y las relaciones que implica en torno al dinero y a la productividad, nos han privado de la oportunidad de validar la importancia que tiene el dedicar tiempo para reunirnos en torno a los afectos, de generar vínculos claves que soporten nuestras subjetividades, que nos permitan entendernos como seres que existen de manera compleja y que necesitan espacios en donde puedan ser con sigo mismxs y ser con otrxs, potenciando las capacidades sanadoras que tiene el compartir.
Por ello, la labor que desde La Ruda hemos emprendido está enfocada en la generación de espacios cotidianos que nos permitan, de modos afectivos, posibilitar vínculos y lazos que nos han sido privados por las lógicas relacionales del capitalismo. Estamos interesadas en rescatar aquellas tradiciones de las mujeres en las que hay una fuerte intención de aprender a cuidarnos entre nosotras, de compartir solo por la posibilidad de estar, amar, curar, sanar desde las prácticas de socialización en las que la palabra, las imágenes, las narraciones, las experiencias y los saberes que tenemos sean parte fundamental. Con esto no queremos decir que hayamos dejado de lado prácticas tales como el tejido, la cocina, la siembra, la música, la danza, entre otras, al contrario, reconocemos su importancia y es por ello que han hecho parte de nuestros proyectos y de nuestros planes a futuro, en los cuales queremos trabajar responsablemente, con las investigaciones debidas y el respeto que requieren.
Es necesario que en Colombia, México, Brasil, Ecuador, Dominicana y otros países de nuestra región se enteren de esta gran fuerza ruda que está transformando en grandes cantidades de afecto nuestrxs corazones y cuerpxs, pero también es necesario que nos cuenten cómo desde su colectiva se logran abordar temas como colonialidad, conflicto armado colombiano, paz, decolonialidad, cuerpxs, machismo y lo heteropatriarcal.
Nuestras apuestas políticas como feministas están ligadas a los puntos por los que nos están preguntando. Reconocemos que si queremos habitar otros mundos es preciso trabajar y enfrentarnos a aquellas cuestiones que, articuladamente, conforman un sistema que es violento con nuestros cuerpos: el sexismo, la heterosexualidad obligatoria, el colonialismo, la guerra, el racismo, el clasismo. Por eso, para La Ruda es importante propiciar espacios en donde sea posible generar conocimiento del mundo socialmente útil, y pensamos que esto ocurre cuando aquellos saberes que en muchos ámbitos no son legitimados, como los que implican el cuerpo, lo sensible, narrativas personales, las artes…, entran en juego y nos permiten poner en común nuestras experiencias del mundo, así como tácticas de resistencia y transformación.
Por ello, entendemos el cuerpo como un lugar desde donde producir conocimiento, así como un espacio por construir, por experimentar alegremente, por apropiarse, como un proyecto vital que trae consigo la necesidad de acercarnos y poner en circulación las experiencias, los sentires, los deseos de mujeres, personas disidentes del género y la heterosexualidad y de cuerpos no blancos. Creemos que desde ahí podemos hacer revolución.
Confiamos en que propiciar espacios en los que nuestras vivencias sean abrazadas, puestas en común, posibilita la comprensión de que lo personal es político, de cómo se relaciona aquello que vivimos con nuestro contexto, así como nos permite entender qué tenemos en común y aquello que nos diferencia de otrxs, sin que esto último implique el no poder habitar, construir y compartir juntxs. Por ello, hablar de paz para nostrxs implica generar este tipo de espacios en los cuales se dé lugar al debate, a la disidencia, la intención de construir democráticamente, en los que puntos de vista distintos y múltiples versiones puedan ser escuchadas. Desde la acogida a diferentes opiniones y el debate con argumentos podemos empezar a construir paz, desde entender que el otro, el que no es, no está o no piensa como yo, no es un enemigo, sino que es alguien con quien se deben tejer puentes para poder dialogar, con quien podemos empatizar. Para ello, es importante imaginar y poner en práctica pedagogías de reconstrucción de memoria y de la violencia que ha atravesado nuestro contexto y nuestros cuerpos y entender de qué manera podemos construir una memoria colectiva que reconozca las distintas maneras en las que el conflicto armado es algo que nos atañe a quienes vivimos en este país.
Algo diferente, que me sigue pareciendo hermoso y me deja sin palabras, es la comunidad, ¿cómo podemos entender la comunidad en este tipo de espacio y cómo se puede seguir haciendo feminismo desde la periferia y desde nuestra comunidad?
Como colectiva empezamos nuestro trabajo por vínculos de afecto, por amor y por amistad y creemos firmemente en que estos son motores fundamentales para encontrarnos, imaginar, trabajar por transformar las cosas y construir lugares de bienestar para nosotrxs. Sin embargo, no podemos desconocer que esto muchas veces no es sencillo, y que ha implicado también desencuentros, confrontaciones, debates, contradicciones. Siendo honestxs, es difícil desaprender las prácticas individualistas desde las que nos hemos construido. Pero de eso se trata, de desaprender, de trabajar en nosotrxs mismxs, en cada una de las personas que hace parte de La Ruda. La apuesta y el gran reto está en reconocer que somos sujetas diferentes y en acogernos con lo que venimos, en aprender a no juzgar nuestros procesos personales, al contrario, en apoyarnos y acompañarnos.
De alguna manera lo que ha hecho La Ruda es extender ese proceso interno a personas que no están trabajando directamente en nuestra colectiva. Queremos hacer un espacio en el que cada uno de los cuerpos que participan de las actividades que proponemos se sientan acogidos en sus diferencias. La idea es aprender, escuchar, ser resortes que sostienen, fortalecer aquellas cosas que vivimos conjuntamente, nuestras posiciones políticas en común, las experiencias compartidas.
¿Cómo van con la paz?
Creemos que lo que estamos viviendo actualmente con el proceso de paz es un momento vital de la historia de Colombia y nos convoca a trabajar fuertemente. Estamos agotadxs de una guerra que ha atravesado nuestros cuerpos y nuestras experiencias, tanto directa como indirectamente, por ello, para nosotrxs, ha sido fundamental generar espacios de construcción de paz, aún cuando no lo hayamos nombrado de esa manera hasta el momento. Para un país que ha sido tan azotado por la violencia, es fundamental seguir generando estrategias, herramientas, procesos, metodologías y planes en torno a abandonar la guerra, el conflicto y el dolor.
Este es un momento coyuntural fuerte, de muchas emociones juntas, estamos entre plebitusas, esperanzas y decepciones, requerimos juntar nuestros esfuerzos, precisamos de unidad. La incertidumbre se ha adueñado de nuestros sentidos, reflexiones y planes a futuro, puesto que no sabemos en qué va a terminar este largo proceso que lleva más de cuatro años. Sin embargo, esto nos incentiva a seguir trabajando en torno a una construcción de paz en la que todxs lxs cuerpxs sean incluidos, estos con los que el país está en deuda, población LGBTI, mujeres campesinas, cuerpos racializados, mujeres excombatientes, poblaciones desplazadas, entre otras.
¿Para dónde va La Ruda?
Empezamos el proyecto de La Ruda imaginando que podríamos tener un espacio cultural en Bogotá en el cual dar lugar a diferentes apuestas, tanto propias como de otras colectivas y organizaciones, que tuvieran como núcleo la circulación de narrativas, imágenes y experiencias que, como feministas, sentíamos fundamentales. El centro cultural fue posible más rápido de lo que teníamos planeado y durante un tiempo pudimos abrir un taller que se convirtió en sitio de encuentro y conspiración feminista, conversatorios, fiestas, ferias gastronómicas, exposiciones y ciclos de cine. Así mismo, soñamos con poder facilitar talleres de formación política a través de la creación de imágenes y textos, el trabajo con el cuerpo y la literatura, sin embargo, debido a algunos inconvenientes con las personas que nos alquilaban el lugar en el que estábamos, tuvimos que salir de allí. Al suceder esto, reiniciamos actividades en una casa cultural amiga y pudimos llevar a cabo el primer paso para cumplir con el sueño pedagógico e iniciamos el Círculo de Ruda Poesía, el cual ha alimentado las ganas de seguir por ese camino.
Por ello, en este momento, cuando nos preguntamos hacia dónde deseamos caminar, pensamos en que queremos consolidarnos como un espacio pedagógico en la ciudad, que posibilite el intercambio de saberes a partir de las prácticas artísticas, desde y para las mujeres y las disidencias del género y la sexualidad, con reconocimiento nacional y latinoamericano, lo cual permita que otros procesos puedan tener como referencia nuestros esfuerzos, intentos y experiencias.
De igual manera, seguimos soñando con ser una plataforma de articulación de proyectos feministas y un espacio cultural que nos permita seguir haciendo posibles encuentros, como los que ya hemos hablado, que atiendan a los intereses que tenemos como Ruda y, en este momento, a la coyuntura política, es decir, a la búsqueda de paz, que consideramos más que necesaria.
Yo quiero que nos recomienden a todxs lxs seguidorxs y lectorxs de Canal Cultura, unas plantas para enamorarnos y para estar siempre con el voltaje arriba.
Teniendo en cuenta el lugar desde el que partimos, las maneras en las que nos sentimos y lo que nos une como colectiva, nos es inevitable recomendar y honrar a la ruda, como una planta fuerte, amarga, abortiva, que cura las malas energías, se lleva el mal de amor, nos sana y protege.
Como las plantas tienen sus propiedades particulares y cada una de ellas nos puede acompañar y abrazar en diferentes aspectos de nuestras vidas, recomendamos los tradicionales bañitos de hierbas, desde los que nos limpian, alejan aquellas energías que nos impiden movernos, que despejan caminos, hasta los que nos endulzan, nos dan tranquilidad y atraen prosperidad. Más que cualquier cosa, recomendamos el reconocer y conectar con lo que más nos llame, darnos la oportunidad de entablar esas mágicas comunicaciones que tenemos con otros seres que nos rodean.
Una última cosita que no se nos puede olvidar, ustedes hablan de una práctica colaborativa desde la siembra, la cocina, la creación de imágenes, textos y objetos y de allí resulta un intercambio de saberes-haceres y visiones de mundo con otras organizaciones y colectivas feministas, ¿por qué hoy es importante hablar de la colaboración y de la interacción con las demás colectivas?
La Ruda, como proyecto cultural feminista, es impulsada precisamente por la interacción y articulación con otros procesos colectivos. Para nosotras ha sido fundamental conocer las apuestas de compañeras que están trabajando actualmente en Bogotá, desde diferentes localidades y con perspectivas que nos parecen fundamentales en esto que es el deber de construir y habitar esos otros mundos que soñamos. Por ello, hemos intentado participar activamente de algunos llamados a la acción por parte de organizaciones y colectivas, así como asistir a talleres y espacios que han sido iniciativa de algunos grupos que admiramos mucho y, finalmente, también nos hemos reunido con algunxs de ellxs para propiciar espacios conjuntamente. Creemos en los procesos de articulación con otrxs, en la creación de redes afectivas y efectivas, sin embargo estamos seguras de que este sigue siendo uno de nuestros mayores desafíos, tanto en el presente como en los horizontes que imaginamos para La Ruda.
Corrección de estilo: Carolina Caballero Franco | Canal Cultura
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