May Day


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«La gente se reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su aparato de alta fidelidad, su casa, su  equipo de cocina. El mecanismo que une el individuo a su sociedad ha cambiado, y el control social se ha incrustado en las nuevas necesidades que ha producido». HM

Por Rafael Bossio – Canal Cultura

Toda sociedad es un organismo y su estado de salud se revisa en las calles, cada tanto que los ciudadanos, sujetos, mujeres, trabajadores, niños, afro-descendientes salen, con mucho o poco sol, y le arrebatan el espacio que naturalmente corresponde al tránsito de autos, motos y bicicletas. Se siente un clima de insatisfacción, un descontento, desconfianza. Toda una energía social que exige el desprendimiento a esas políticas que no funcionan.

Podríamos diagnosticar un síntoma, que existe un Virus (el dinero por encima de la vida) que presiona a estos grupos y los obliga a salir, a mostrarle a los demás que por un lado hemos dejado de ser seres humanos o este sistema económico-político dejó de ser para los humanos. El grito y la bulla que preocupa como resultado del dolor, nos exige una transformación.

Escuchamos de esos que caminan con megáfonos, como queriendo ser escuchados, que la globalización, que el mercado, que el neoliberalismo y los TLC´s, que el gobierno, que los paramilitares y los corruptos y los vemos con cervezas en las manos y hasta creemos que es una fiesta, escuchamos música, algunos bailan y otros continúan el camino como buscando terminar.

Es el día del trabajo y alguno que otro pensará que habría que buscar en el supermercado un gran regalo para mamá, el amigo o la tía que están activos y producen. O qué cual fiesta del trabajo, porque en vez de estar como locos caminando, mejor no vamos directo a la fábrica, a la empresa y hacemos lo mejor que sabemos hacer: ¡DEJARNOS EXPLOTAR!

Las reivindicaciones también salen a las calles, son eventos públicos que nos interesan a todos porque leyes, derechos y hasta la propia vida se hace posible gracias a sujetos convertidos en historia, de carne y hueso como nosotros lucharon en estas mismas calles por condiciones dignas: sistema social de salud, excelentes políticas laborales, educación gratuita. Todo esto, que ha sido construido desde abajo, desde las calles con los gritos por una organización que reconquista la vida.

Vida que en este siglo XXI se encuentra minada, porque homosexuales, afrodescendientes, mujeres, jóvenes, somos vistos para este sistema de mercado, donde es más fácil el movimiento de las mercancías que de las personas, como simples herramientas de producción a las cuales hay que alimentar para que el sistema global del capital continúe su crecimiento.

Hoy la salida a la calle es para gritar que detengamos esta locura que nos empuja a la catástrofe ambiental/humana, a la transformación que iniciamos los de abajo por el inicio del decrecimiento porque en nuestras manos tenemos nuestra único medio de vida, el planeta tierra, los animales y las plantas, nuestro ecosistema, nosotros como sujetos que necesitamos de los demás para la vida material y social.

Y para continuar esa lucha debemos alimentar nuestras razones, para que todos los días seamos más fuertes con nuestro discurso y logremos convencer a las personas, en las calles, en los salones de clase, en las redes sociales que la primera acción política es la de encontrarnos, comunicarnos y transformar. Por ello, dejamos estos fragmentos de textos que visibilizan la sociedad de los desposeídos:

  1. Ser capitalista significa ocupar, no solo una posición personal en la producción, sino también una posición social. El capital es un producto colectivo; no puede ser puesto en movimiento sino por la actividad conjunta de todos los miembros de la sociedad y en último término, solo por la actividad conjunta de todos los miembros de la sociedad. El capital no es, pues, una fuerza personal; es una fuerza social. Manifiesto del partido comunista, C. Marx, F. Engels
  2. La gente se reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su aparato de alta fidelidad, su casa, su  equipo de cocina. El mecanismo que une el individuo a su sociedad ha cambiado, y el control social se ha incrustado en las nuevas necesidades que ha producido. El hombre unidimensional, Herbert Marcuse.
  3. El exterminio de la población indígena en condiciones de ferocidad tan desmedida en el periodo de la conquista, creo, a los españoles ya posesionados de estas anchas comarcas y enfrentados a las tareas de la colonización, diversos y complicados problemas, de los cuales se dieron cuenta cuando les faltaron brazos para trabajar… ¿con qué brazos se trabajaría en las minas? Los inconformes, Ignacio Torres Giraldo.
  4. Esta política, que hacía imposible que las mujeres tuvieran dinero propio, creó las condiciones materiales para su sujeción a los hombres y para la apropiación de su trabajo por parte de los trabajadores varones. Es en este sentido que hablo del «patriarcado del salario». También debemos repensar el concepto de «esclavitud del salario». Si es cierto que, bajo el nuevo régimen de trabajo asalariado, los trabajadores varones comenzaron a ser libres sólo en un sentido formal, el grupo de trabajadores que, en la transición al capitalismo, más se acercaron a la condición de esclavos fueron las mujeres trabajadoras. Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Silvia Federici
  5. La impresión más inmediata del interior burgués de mediados de siglo es de apiñamiento y ocultación, una masa de objetos, con frecuencia cubiertos por colgaduras, cojines, manteles y empapelados y siempre, fuese cual fuese su naturaleza, manufacturados… el precio también significaba bienestar, que por ello era visible y experimentado. Así pues, los objetos eran algo más que simples útiles, fueron los símbolos del estatus y de los logros obtenidos… en el hogar se expresaban y concentraban todos ellos. De ahí su abigarramiento interior. La era del capital 1848 – 1875, Eric Hobsbawm.
  6. Y este habitante transformado

que se construyó en el combate,

este organismo valeroso,

esta implacable tentativa,

este metal inalterable,

esta unidad de los dolores,

esta fortaleza del hombre,

este camino hacia mañana,

esta cordillera infinita,

esta germinal primavera,

este armamento de los pobre,

salió de aquellos sufrimientos,

de lo más hondo de la patria,

de lo más duro y más golpeado,

de lo más alto y más eterno,

y se llamó partido.

XXXIX. Canto General, Pablo Neruda.

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2 comentarios

  1. Muchas gracias porque si bien todos los mensajes son fabulosos… éste les quedó fantástico, muy humano y actual. Muchas bendiciones.

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