Cultura y desarrollo en Milpedazos


Milpedazos portada en canal cultura

aunque nadie merece vivir entre basura, corresponde tratar con dignidad a quienes lo han hecho o vienen haciéndolo, construyendo empoderamiento desde lo cultural para que asuman mayores responsabilidades y logren desplegar sus capacidades y libertades»

Por Manuel Zúñiga – Artista Investigador, curador.  De  Maestría en Desarrollo y Cultura.

¿Cómo vincular la cultura con el desarrollo si este último se puede medir, pero no así la primera? ¿Cómo se puede demostrar la importancia de la cultura para el desarrollo si no es visible a simple vista? Sobre esta línea diríamos que desde Appadurai, podría resolverse en la medida que se cumplan los requisitos fundamentales de cualquier proyecto de desarrollo: a) incorporar la opinión de los pobres que supuestamente resultarán beneficiados, y b) realizar todos los esfuerzos para averiguar sus deseos y aspiraciones, de manera que el proyecto de desarrollo a implementarse, no se imponga desde arriba, sino que sea el resultado de una política concertada. Esta posición coincide con las ideas de «desarrollo participativo» y la incorporación de la voz de los pobres, de la que hablan Rao y Walton en la última publicación del Banco Mundial (2004).

Sin embargo vemos que en los proyecto de desarrollo, como el de Moravia por ejemplo, los anteriores requisitos no aplican del todo, ¿cuáles podrían ser los argumentos que justificarían desconocerlos y optar por un modelo asistencialista de corto plazo, por otro que apunte a una construcción con el otro? Primero hay que decir que algunas de estas razones provienen de las dinámicas culturales que se dan al interior de las instituciones que diseñan y aplican proyectos de desarrollo, según su vocación económica. Muchos proyectos de desarrollo consideran que la cultura de un grupo es un determinante en su predisposición hacia el crecimiento económico. Si se considera el pensamiento de Max Weber, quien sostenía que fue la ética protestante la que permitió el éxito de las economías capitalistas, entonces, el determinismo cultural establece que sólo algunas sociedades podrían desarrollarse y otras no, por lo que estados o colectivos multiculturales tendrían pocas posibilidades de lograr un desarrollo sistemático. Para el caso de Moravia, comunidad integrada por desplazados  de la violencia o por motivos económicos, reinsertados, madres cabeza de familia, minorías étnicas, todos ellos con bajos ingresos y nivel de escolaridad en general, su capacidad de transformación productiva llevaría más tiempo de lo deseable, siendo mucho más apetecible el usufructo del terreno desocupado, rehabilitándolo ya si ellos. Por otro lado, cierta idea mesiánica los impulsa a creer que su modo de vida (de los ejecutivos del desarrollo) es mejor y más conveniente para la población que están beneficiando, tomando en cuenta componentes económicos e ignorando los culturales; el resultado será un nuevo tipo de exclusión basado en la indiferencia, cuando las expectativas de bienestar de una sociedad no necesariamente son para otras. Como parte del reconocimiento cultural, respetar las condiciones de vida no es tan simple como dedicarse a reproducir estructuras precarias de vivienda cuando existen opciones capaces de evitar calamidades, no obstante el sentido común no es suficiente, correspondería abrir espacios de diálogo para que los beneficiarios den a conocer sus necesidades ajustadas a sus expectativas de vida. Entonces no necesariamente salir de Moravia e irse a vivir a una casa de material es sinónimo de desarrollo humano, justamente por el hecho de ignorar la propia estimación de bienestar, más allá de lo conveniente que es abandonar un lugar contaminado hacia otro de cemento [Fragmento de ensayo].

El proyecto MILPEDAZOS pretendió revisar los fenómenos de resistencia y memoria implícitos en los procesos de reubicación recientes en el barrio Moravia [Medellín, Colombia], vinculando tanto a su diáspora como a familia en pleno proceso de reubicación. Por medio de extensas conversaciones, de entrevistas en video y trabajos manuales los participantes encontraron la oportunidad para dar cuenta de los vínculos que se establecen con el territorio y los procesos de memoria. El documental MILPEDAZOS reúne diversos testimonios en torno al proceso de adjudicación, la mudanza y las actuales condiciones de vida en su mayoría revestidas de desazón:

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