
Somos como espacios que en transcurrir de la vida nos llenamos…
Y el momento llega en que aquello debe ser sacado, depositado en otro lugar. Como artista el acto de creación se convierte en este ejercicio de colocar en otro sitio, entonces el color, la materia, la pincelada se pone al servicio de la emoción para darle vida en el soporte
Cuando se asume la búsqueda de algo, tal vez de uno mismo, casi siempre se topa uno con un objeto al que se le encuentra cierta relación con esa búsqueda.
Este objeto genera una atracción que no se logra comprender. Una atracción extraña teniendo en cuenta las características y peculiaridades del objeto. Pero el objeto en mención sigue estando allí y cuando se pretende describir esta atracción, es decir atraparla en la palabra, esta se esfuma, desaparece y la palabra no logra concretarlo.

Luego, después de un tiempo se descubre que solo se logra su captación, mediante la voz silenciosa del elemento plástico. Entonces, se reciclan soportes cuya vida está plasmada en su superficie. Se experimenta con todo aquello que pueda entregar una mancha, una línea. Se hacen muchos dibujos, muchos trazos, mucha observación consciente y de soslayo, para luego, como en un acto de comunión hacer que dialoguen mancha, línea, soporte y emoción. Desde esta práctica se aprecia la forma, la estructura del objeto en relación a su funcionalidad; es decir, se construye un dialogo entre el qué y él para que.
En este proceso se descubre precisamente que el camino no está en develar el misterio, si no en mantenerlo -Mantener el asombro ante la profundidad de la presencia del objeto- que en ese misterio se arroja la búsqueda de la propia identidad; que en él se deposita algo o quizás todo; que cuando se transfiere, la forma del objeto mediante los elementos plásticos al soporte -ya cargado- en realidad se está sucediendo una transformación, un encuentro.
Surgen las preguntas, cuyas respuestas suelo descifrar en el acto de creación…
Que este objeto de uso cotidiano del cual no me interesa hacer copias, sencillamente es el punto de encuentro y también el punto de partida para dejar atrás los caminos convencionales, para construir el propio sendero, para llegar a la madurez como artista,para encontrar la propia voz en el acto de crear, que para mí es un acto íntimo.
Que el inodoro se alza ante mí como tótem, símbolo o pasadizo para ir a la libertad.
Por Harold Bolaño García – Declaración como Artista
Harold Bolaño García. (Cartagena-Colombia. 1973) Artista plástico. Inclinado desde muy temprana edad al cultivo de la creación artística. Inicia sus estudios de artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena de indias en 1997 y se titula como Maestro en Artes Plásticas de la universidad del atlántico en 2002.
Su producción artística presenta tres vertientes: La creación de obras pictóricas y dibujo, desde la cual ha realizado los proyectos individuales: K-Z. (2002); Más de lo mismo. (2006); Cuadro inodoro(2011) e Inodoro público (obra en ejecución).
Galería virtual de la obra:
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